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Feliz Navidad!

Hola Chicas! ya está publicado el especial de Navidad, esta hecho con muchísimo amor y Buenos Deseos para el año 2010. Esperamos que la felicidad encuentre un lugar muy grande en sus vidas y que el próximo año este lleno de cosas Buenas.

Con Cariño.

Annie & Cit! <3

Prólogo

¿Cómo podía ser? ¿Acaso mi entera existencia sería así? ¿Acaso estaba condenado a causar dolor y sufrimiento a toda persona que amase? Sabía que algo pasaría, mi intuición siempre me lo indicó; pero ahora que ella no está ya no vale nada, no había razonamiento ni advertencia que funcionase para retroceder el tiempo y evitar que todo esto sucediera y si aun pudiese, si fuese posible volver el tiempo atrás mis manos estaban atadas, inmovilizadas por mi corazón que, aun muerto me gritaba que la amaba irremediablemente; pero eso no hubiese sido problema porque, por ella haría el sacrificio de alejarme, por ella suprimiría la voz que me decía que permaneciese allí. Pero aún así fui tan egoísta como para ponerla en peligro; no había escusas para aminorar mi culpa; hubiese podido irme y entregarme, dejarla creer que seguía siendo el maldito monstruo que ella creía que era. Me odiaría, lo sé, pero por lo menos estaría segura, junto a su familia, lejos de mí.

Millones de pensamientos en imágenes pasaban por mi mente, sus risas llenaban cada rincón de esta oscura habitación, al fin despegue mi rostro de mis manos, ¿cuánto tiempo estuve así? No lo sé. Observé mi reflejo en el enorme espejo que fue testigo de tantas cosas, toda su habitación estaba cómo ella la había dejado aquella mañana; la oscuridad la bañaba y yo estaba allí postrado; observando aquellos ojos que eran parte de mi condena, y la de ella.

Su vida entera dependía de mi y de lo que tanto quería, ¿Sería capaz de sacrificar mi sangre y a mi familia por ella? o ¿sería tan cobarde, de darle la espalda, pese que gracias a ella mi hermana se encontraba a salvo.

martes, 20 de octubre de 2009

3.- Compromiso




Tenía su mano entre las mías, comencé a temblar súbitamente, los nervios comenzaban a Apoderarse de mi, respire profundamente, carraspee la garganta para llamar su atención; estaba tan nervioso que hasta los labios y la voz comenzaron a temblarme, era la primera vez que me atrevía a hacer algo como esto, o por lo menos, era la primera ocasión que recordaba haberlo hecho. -Ashley, no tiene nada de que disculparse. De hecho, soy yo quien debe pedirle una disculpa, mi comportamiento ha sido tosco y poco respetuoso; pero sobretodo, le pido me disculpe, porque no fui capaz de aclararle mis verdaderas intenciones. Lo que quiero decirle es que....- Sentía la garganta seca, no podía continuar, mientras, un brillo destellaba de sus ojos, no supe si a consecuencias de las lagrimas, o porque de alguna manera sospechaba lo que estaba por decirle.

Cerré la boca, tratando de lubricar mi garganta, ella esperaba impaciente mis palabras, mientras jugueteaba nerviosamente con mis manos, la cabeza me daba vueltas; acorte un poco más la distancia que había entre nosotros, ella reaccionó a mi acercamiento de la forma más enternecedora, se sonrojo aún más, y comenzó a temblar tanto como yo lo estaba haciendo.

Por lo menos no era el único, que se sentía de esa manera. Tome valor y continúe, con la voz aún temblorosa.

-         señorita Livington me gustaría saber, o mejor dicho... ¿podría permitirme, cortejarla libremente? En vista de los sentimientos que usted ha demostrado sentir hacia mi persona, me siento en la necesidad de confesarle, que me siento de la misma manera.- Estaba harto de tanta formalidad, las palabras se me enredaban y mi discurso era poco creíble, así que hice a un lado las formalidades, me preocupaba sobre manera llegar a ofenderla, pero más preocupaba, que ella no me entendiera.

Me puse de pie frente a ella. La observe, mientras ella continuaba con aquella expresión confundida, y decidí hacerlo de la manera apropiada, me arrodille frente a ella, tome una vez más sus manso entre las mías, me tome algunos segundos, pero esta vez, estaba más seguro.

-         Señorita Ashley Livington permítame por favor, cortejarte como es debido, permíteme acercarme a ti, cuidarte, protegerte, y déjame ser libre para decirte en todo momento, lo que realmente siento por ti.- su rostro se quedó congelado y completamente lívido, respiré hondo y proseguí.- Ashley, quiero estar contigo durante todo el tiempo que sea posible, aunque vaya contra todo quiero estar junto a ti... sanaré tus heridas como tu sanaste las mías, te acompañare en tu dolor y proporcionare tus alegrías. Me he enamorado irremediablemente de usted, joven Ashley.

Ella estaba sumamente sorprendida, aunque ignoraba si me revelación había causado el efecto que yo deseaba, dado que ella continuaba sin pronunciar palabra. Yo trataba de leer su expresión, ella se llevo ambas manos a la cara, impidiéndome ver su rostro.

Comenzó a sollozar, suavemente; con sumo cuidado quite sus manos para ponerlas entre las mías. Ella de pronto me sonrío tímidamente, y pude como esa sonrisa crecía a tal grado que no me quedaban más dudas. Ella me correspondía y yo era inmensamente feliz. Bese sus manos, mientras ella procuraba acercarse a mí. Ambos nos pusimos de pie, y al fin era libre de estrecharla entre mis brazos, de la manera en que deseaba hacerlo desde el momento que la conocí.

Sus lagrimas eran incesantes mientras reía por lo bajo, podía sentir la humedad traspasar la fina tela da mi camisa, reí por lo bajo y bese una y mil veces su cabello mientras que ella se aferraba más y más a mí. Una seca aclaración de garganta hizo que diera un respingo; Ashley rió de nuevo por lo bajo y soltó mi mano para correr junto a su nana, lentamente caminaron fuera de la habitación y segundos luego un par de grititos de alegría resonaron a lo largo y ancho de la mansión.

Desde el interior de la habitación de Ashley, podía escuchar como la señora Esther, se unía a los gritos de felicidad de Ashley, y yo no podía sentirme más feliz por esa reacción suya. Salí del cuarto, para hacerlo más oficial. Pedí el consentimiento de la nana de Ashley, pero mi objetivo, era hacerlo frente a sus padres. La señora Esther, sonrío complacida ante mi petición. Lo único malo de haberlo hecho, es que nos vigilaba constantemente, las cosas habían cambiado, y la distancias entre Ashley y yo se habían reducido considerablemente; el hecho de que hubiese vigilancia, era un pequeño inconveniente que bien valía la pena, si con ello podía tenerla un poco más cerca de mí.

Mi recuperación fue lenta, y cuando me encontré en condiciones, comencé a buscar trabajo; si quería que ella fuera parte de mi vida, de manera más permanente, debía ganar el dinero suficiente para darle lo que ella merecía; me llevo algún tiempo, pero dado que sabía leer y escribir, no me fue muy difícil conseguir un trabajo digno cerca de la casa Livington.

El despacho del señor William Anderson, me quedaba relativamente cerca; me gustaba caminar hasta mi trabajo. Él era una persona sumamente amable, aunque era joven para tener su propio despacho de abogados, él señor Anderson parecía ser un genio en la materia. Aprendí muchas cosas de él, además de que solía visitarnos de vez en cuando. Era un gran compañero y un excelente amigo; era una persona sumamente misteriosa, y dado que no pidió mayores referencias sobre mí, porque conocía mi caso; trataba de no averiguar más sobre él, de lo que el mismo William estuviese dispuesto a decirme.  Sabía perfectamente que si no fuera por él, no tendría un trabajo tan decoroso y con tan buen sueldo.

Los días transcurrían rápidamente con el ajetreo del despacho, yo me encargaba de organizar y archivar cada caso en las enormes y polvorientas carpetas del señor Anderson; él hablaba por teléfono y arreglaba citas. Sin embargo hoy en específico había sido un día calmado, La luz del sol se colaba por la ventana mientras que conversaba con William; "vaya día para pedir medio turno" dije mentalmente mientras mantenía la banal conversación sobre el clima. De un momento a otro el enorme reloj que colgaba peligrosamente sobre la cabeza del señor Anderson señaló con su penetrante sonido las once de la mañana.

- Muy bien, Ethan. Puedes retirarte.- dijo el revisando una pila enorme de papeles.- por favor, necesito que vengas mañana a primera hora para organizar el caso Lewis.- concluyó observándome con sus intimidantes ojos dorados. Asentí rápidamente y tomé mi abrigo del perchero.

Al salir intenté liberar el nudo en el que se había convertido mi estómago respirando profundamente. Las palabras de Ashley giraban dentro de mi cabeza aun. "mañana llegaran mis padres, Ethan." dijo con el nerviosismo a flor de piel mientras permanecíamos sentados al piano; me encaminé hacia mi caballo rápidamente y lo monté sin más preámbulos, hoy me las había ingeniado para traerlo a la oficina sin que Ashley lo notase, ella me había dicho que no necesitaba un anillo para demostrarle mi amor, pero yo no me conformaba con aquello, el mundo entero debía saber que sería mía en poco tiempo. Galopé sobre el animal hasta Dorking; casi nunca había llegado hasta allí, aquel pueblo se me hacía escalofriante y extrañamente conocido, avancé con paso lento por el pueblo dirigiendo mi vista hacia las abarrotadas vitrinas.

Doble rápidamente una esquina y me encontré con una pequeña tienda, su fachada era de madera desgastada y faltaban varias letras en el anuncio del nombre. Suspiré y empuje la puerta, el interior del local tenía un fuerte olor a humedad y la mayoría de los objetos estaban cubiertos por una fina capa de polvo; me aclaré la garganta fuertemente y toqué un par de veces la campanilla. Un hombre de aspecto sucio apareció detrás del mostrador.

Buenas tardes, joven señor.- dijo con una sonrisa desdentada.- ¿cómo puedo ayudar a tan elegante caballero?

-          Buenas tardes, estoy buscando un anillo de compromiso... que sea, especial.- dije con timidez. Hice una cuenta mental de mi salario y suspiré.- pero no tan costoso.
Aquel hombre asintió con gesto pensativo y murmuró algo para si mismo. Rápidamente desapareció por una pequeña trampilla y volvió con un maletín de cuero bastante desgastado.

Volvió a subir al enorme taburete de madera y soltó los broches, lo que se extendió delante de mí hizo que mi boca se abriese desmesuradamente. Finos diamantes de todas las magnitudes estaban ordenadamente colocados en lo que parecía ser un mostrador; repasé cada uno de ellos con la mirada, pero ninguna de aquellas piedras era tan especial como Ashley. Negué con la cabeza y el vendedor volvió a poner en su rostro aquella horrible sonrisa.

-          Sabía que ninguno de estos lograrían captar su atención, joven señor.- dijo con voz aguda. Rápidamente soltó otro broche y abrió otro compartimiento, en este se desplegaron decenas de piedras preciosas... Rubíes, Esmeraldas y más diamantes finamente colocados sobre anillos de plata y oro.

Yo hice un gesto, indicándole al dependiente el lugar en el que se encontraba mi anillo. Él sonrió complacido la ver la elección que yo había hecho. Al preguntar por el precio, su sonrisa se hizo más ancha, y yo temía, que estuviera fuera de mi alcance. Afortunadamente el precio, estaba al alcance de mi bolsillo; pero tuve que prescindir de las flores que tenía pensado regalarle. Una vez que tuve el anillo en mi bolsillo, experimente una especie de paz, combinada con los nervios de lo que estaba por venirse. Aun no sabía que les diría a los padres de Ashley, ellos tal vez se opondrían a que yo permaneciera en su casa, me devanaba los sesos tratando de pensar el abanico de posibilidades que podrían ser sus reacciones.

Me subí en el caballo, galopar en él, me hizo sentir un poco más tranquilo. Observaba por primera vez aquel lugar, y tenía esa extraña sensación de Deja vu, invadiéndome. Al llegar a casa, Ashley me esperaba como siempre en el recibidor, insistiendo como era su costumbre desde un tiempo a la fecha, en que no era necesario que trabajara; pero no estaba dispuesto a permitir que sus padres pensaran que era una persona desobligada e indigna para su hija.

Estaba cansado y lleno de polvo, y seguramente sus padres no tardarían en llegar; a ella no le importo las condiciones en que estaba, rápidamente encontró su lugar entre mis brazos, quitandome el sombrero, para ponerlo en el perchero que había en el recibidor.
Ella ya había dispuesto todo para que pudiese tomar un baño, mientras ella se encargaba del resto de los preparativos para recibir a sus padres, Yo me sumergía en la tina. Cada segundo que pasaba incrementaba más mi ansiedad. Aunque tenía la leve sospecha de que me hacía falta algo, no sabría decir que era, pero no dejaba de tener esa sensación. De pronto recordé el vestido al que me había aferrado cuando Ashley me encontró. Sabía que ahí estaba la clave, pues cuando respiraba pensando en aquel vago recuerdo, podía sentir una especie de molestia en mis pulmones que no me dejaba satisfacerlos con el aire que entraba, por más inspiraciones que hacía.

Me hacía falta algo tan vital como ese oxígeno que no terminaba de llenar plenamente mis pulmones, sentía una inmensa tristeza, aunque desconocía la razón. Me estruje la cabeza, tratando de averiguar, el secreto que yo mismo me ocultada, pero no conseguí averiguar nada. Termine de bañarme, y comencé a vestir con el traje que ella había elegido para que utilizara en aquella ocasión. Al mirarme en el espejo, no dejaba de sentir ese inmenso vacío que se abría paso rápidamente dentro de mí. escrute mis ojos durante mucho tiempo; en ese momento vi algo en ellos que parecía ser familiar; llego una imagen a mi mente en ese preciso momento; la fachada borrosa de una casa, un extraño borrón que parecía ser un viñedo, y a lo lejos una risa cantarina, que tintineaba en mis oídos. Después, pude ver otro par de ojos, muy similares a los míos, salvo por un pequeño detalle, aquellos ojos eran los de una mujer.

Comencé a respirar más rápido, en aquella imagen jamás logre ver el rostro de aquella señorita, pero algo me decía que ella era la pieza que me faltaba. Sus ojos similares a los míos, su Risa suave y ligera. Eran cosas que no podía quitarme de la cabeza. Detrás de mí hubo un pequeño destello, que la luz que entraba por la ventana de mi alcoba le arrancaba al anillo que había comprado para Ashley, eso fue suficiente para llamar mi atención recordar que habían cosas más importantes en que pensar.

Sacudí la cabeza, tratando de sacudirme las miles de preguntas que se aglutinaban de repente en mi cabeza a raíz de aquel recuerdo.

-         Cielo, ¿qué pasa?- preguntó ella al ver mi rostro inexpresivo y lívido.

-         N-no es nada linda.- dije acariciando su mejilla y dedicándole una media sonrisa.- ¿es hora?

Ella sonrió dudosa y asintió, le ofrecí mi brazo que tomó gustosa y me encamine hacia el salón. Sabía que no estaba bien haberle escondido lo que me había pasado, pero si le hablaba de aquello estaba seguro de que no estaría tranquila, además de que mi vida era demasiado perfecta ahora como para añadirle la sombra del pasado.
Ashley caminaba radiante, su felicidad me contagiaba y alejaba el enorme nerviosismo que se había instalado en mi pecho. Cada miembro del servicio esperaba ansioso y observaba desde cada recodo de la casa; reí por su curiosidad mientras que la vista de Ashley estaba clavada en mi rostro. Su amplio vestido de color crema, al parecer estaba perfectamente combinado con mi traje; su cabellera rojiza caía en cascada sobre sus hombros dándole un aspecto inocente.

Nos dirigimos a la sala, para esperar la llegada de sus padres, mientras ella se entretenía bordando; yo leí un libro, aunque no le prestaba demasiada atención a mi labor, estaba demasiado nervioso para poder lograr entender lo que leía. De vez en cuando, mi mirada buscaba la de Ashley, que me dirigía una sonrisa desplaciente, cada vez que lograba cacharme observándola; de vez en cuando miraba a las piras de fuego en la chimenea, su danzar era lo suficientemente hipnótico para brindarme cierta paz.

Después de un rato de observar las llamas, recordé aquellos ojos femeninos tan similares a los míos, y me preguntaba por qué su recuerdo me ocasionaba una especie de preocupación frenética que no podía explicarme.

Me perdí en mis pensamientos, deje aquel libro a un lado, mientras ella continuaba sentada cerca del fuego. La estancia estaba en absoluto silencio, solo se escuchaba el ir y venir, de la nana de Ashley, junto con los pasos de sus ayudantes, preparándose para la llegada de los señores Livington. El sol comenzaba a caer,  y en la habitación se difundía aquella luz naranja, dándole un toque sutil a la habitación cuyos colores comenzaban a cobrar vida de nuevo, con las velas que encendían la servidumbre.

Pocos minutos después se escucho claramente la llegada de sus padres, yo me puse de pie, y la seguí, mientras ella corría al encuentro de sus padres, mi nerviosismo era demasiado evidente, mis manos temblaban descontroladas por lo que decidí esconderlas hasta poder recuperar el control sobre ellas. Antes de que ellos pudiesen llamar a la puerta Ashley ya se había encargado de abrirla. Una sonrisa de alegría se dibujaba en su hermoso rostro, desde el lugar en el que me encontraba, podía observar como unos brazos femeninos tan delgados como los suyos, correspondían a la efusiva bienvenida de su hija. Rápidamente cambio de brazos, para colgarse en hombros de su padre, que reía complaciente ante la actitud de su niña.

Me quede en la puerta del salón principal, completamente petrificado mientras que ellos reían y se abrazaban fuertemente. La señora Livington era la perfecta imagen de su hija; era un poco más alta que Ashley, pero sus facciones eran las mismas. Sin embargo sus enormes ojos cafés los obtuvo de su padre; un hombre enorme y regordete que reía efusivamente con su hija en brazos; su rostro denotaba la más pura alegría mientras que su rostro bigotudo se teñía con un suave rubor rojo. Comencé a pasar saliva nerviosamente mientras que tres pares de ojos se fijaban en mí; Ashley sonrió mientras que sus padres me veían con curiosidad; la señora Livington me dedicó una media sonrisa mientras que su marido me observaba de arriba a abajo con los ojos entrecerrados.

Los nervios se acrecentaban en aquel momento, mi respiración se hizo dificultosa y mi garganta estaba completamente seca; Ashley corrió hacia mí y sonrió abiertamente, tomó una de mis manos y rió por lo bajo.

-         Tus manos están heladas.-dijo susurrando entre risas mientras que mi aterrada mirada recorría el rostro de sus padres.

Ashley no dejo de sonreír hasta que estuvimos frente a sus padres.

-         Madre, Padre... él es Ethan, de quien tanto les conté.- dijo con su voz cargada de emoción. Intenté aclarar la garganta para formalizar mi saludo, pero solo brotó un sonido ronco.

-         Un placer conocerlos...- dije con un asentimiento.

Su padre soltó una risita, al ver mi expresión perturbada. La señora Esther apareció un momento después, para invitarnos al comedor, ya era hora de la cena, y ellos debían estar hambrientos y cansados después de tan largo viaje. El señor de la casa ocupaba finalmente su lugar, yo seguía sin poder pronunciar palabra; Ashley aun tenía su mano sobre la mía, sin importarle las miradas especulativas de su madre, que se limitaba a sonreír al percatarse de que le había visto. Tomamos asiento, mientras comenzaban a servir el platillo de entrada, el lugar estaba iluminado por la luz de las velas, que despedían un olor y calor agradables.

Todos comenzaron a comer, sin embargo no me sentía capaz de probar bocado, los nervios seguían presentes en mi estómago y mi cabeza daba vueltas cada vez que veía el rostro del señor Livington. Por pura educación tomé un trago de agua para obligarme a comer, porque a fin de cuentas ¿qué pensarían si me negara a comer? Fui el ultimo en terminar, el mayordomo retiró los platos y el momento que había temido las últimas veinticuatro horas llegó.

Estaban por servir el postre, mientras la señora Esther servía el vino, el señor Livington tomaba la mano de su esposa cariñosamente, acariciando la palma de ella con sus dedos, se dirigían miradas desplacientes; no había palabras entre ellos, pero pude darme cuenta de que sostenían una conversación basada en gestos simples y significativos; podía ver el profundo Amor que se profesaban mutuamente, no pude evitar dirigir una mirada cargada de un deseo puro con Ashley, porque lo nuestro llegara a ser tan simple y profundo como aquello; aunque lo que ya sentía por ella, era estaba cerca de llegar a esa adoración que tenían sus padres el uno por el otro. Darme cuenta de ello, me hizo comprender que tal vez me había preocupado demasiado en vano, ellos debían entendernos si yo era capaz de explicarme con las palabras indicadas, en el momento preciso. Ellos continuaban absortos en su pequeño intercambio de miradas y sonrisas, tanto como para notar, que entre Ashley y yo ocurría algo similar, le mire fijamente a los ojos, y ella me regreso la mirada, casi podía jurar que pensaba lo mismo que yo.

Pensaba, en relación a lo que acaba de ver entre sus padres. Ella suspiro, y el aire que salió de sus pulmones llego hasta mí como una suave brisa que me embriagaba con el dulce aroma de su perfume. Ella noto cuando cerré los ojos para saborearlo, y dejo escapar una risilla burlona por mi reacción.

Al escucharla abrí los ojos de golpe, estaba mucho más relajado, y listo para dar el primer paso, que ya no me parecía tan aterrador, no mientras ella me sostuviera de la manera en que lo hacía. Sabía que ella me quería tanto como yo lo hacía, tal vez más, tal vez menos, lo importante era saber, que ambos en algún punto compartíamos esa necesidad mutua de tener constantemente ese deseo de no separarnos nunca.

Me había perdido nuevamente, siguiendo el hilo de mis pensamientos, así que me obligue a regresar al presente, mientras trataba de guardar para después las imágenes que se amontonaban en mi cabeza, sobre una vida plena junto a mi Ashley. Cuando vire en dirección a los señores Livington, pude ver, que la señora correspondía a los mimos de su marido, parecía como si nos hubiesen restado importancia, o tal vez se sentían tan cómodos en nuestra compañía, que nuestra presencia no los intimidaba para demostraciones de esa clase, considerando nuestros tiempos y la educación que teníamos, estaba seguro que de alguna manera aquello podría considerarse fuera de lugar, si hubiese ocurrido ante un público diferente; pero no nos incomodaba. Aclaré mi garganta intentando captar su atención. Ellos me observaron apenados y sonreí para tratar de inspirar una confianza y tranquilidad que no sentía; el señor Livington fue el primero en hablar con una voz despreocupada.

-         Bueno Ethan, como ya he dicho antes, mi hija nos ha comentado de ti muchísimas veces. Lo que aun no se es ¿cómo es que llegaron a conocerse?
-         Señor, yo... en realidad no lo sé. Mi primer recuerdo es el rostro de un Ángel.- dicho esto acaricié la mejilla de Ashley que se ruborizo varios tonos de un solo golpe. Ellos rieron por lo bajo y yo continué.- Ashley me encontró e el bosque, no sé como llegué ahí, sufrí un fuerte golpe en mi cabeza y no recuerdo nada antes de ese día.

-         Eso es muy triste Ethan.- dijo la señora Livington, su voz era musical y fina como la de su hija.

-         tal vez, solo sé que me enamoré de su hija desde la primera vez que la vi. No podría explicar todo lo que siento por ella porque no hay palabras que describan lo que siento cada vez que la veo.- sonreí y apreté su mano entre la mía. Los ojos de su madre se llenaron de ternura a la vez que los de ella se inundaron en lágrimas.- no podría imaginar vivir esta vida sin ella, la necesito más que el aire que respiro.

-         Debo decir que al inicio tenía mis dudas.- dijo él.- Las cartas de mi hija hablaban en gran parte de ti.

-         Señor, no imagino que hice anteriormente para merecer el cariño de tan hermoso Ángel.

Ashley suspiró y me miró fijamente, colocó su mano libre sobre la mía y separó sus labios para hablar. Sonreí al mirarla y limpie con mi pañuelo las lágrimas que se había escapado de sus hermosos ojos, sus mejillas estaban encendidas y su labio inferior temblaba suavemente.

-         Al contrario.- dijo con un hilo de voz.- aun no entiendo como, o por qué fui bendecida con tu presencia. Llegaste a mi vida tan de repente como llegó mi amor por ti.
-         Cielo, tú no...-comenzó la señora Livington con su preocupación maternal a flor de piel.

-          no madre.- la interrumpió Ashley.- yo lo amo, y no me arrepiento de hacerlo.
- Ashley, es que eres tan joven.-dijo su madre con un suspiro.
- Lo se madre, pero tú te enamoraste de papá tan joven como yo, y ese siempre ha sido mi sueño; poder tener un amor tan mágico y duradero como el suyo, y ahora, con Ethan puedo estar segura de que así será.- Aquellas palabras parecieron afectar tanto como a mí a la señora, rápidamente suspiré y apreté la mano de Ashley, lo menos que quería era una disputa.

-          Señora Livington, se que no tengo un pasado, no tengo dinero, familia mi un apellido.- comencé.- tal vez no soy el hombre ideal que ustedes quisieran para su hija, pero lo que sí se es que nadie la amará como la amo yo. Tal vez no piensen igual que yo, y si ese es el caso y ustedes lo ordenan, me iré sin ningún inconveniente, pero me llevaré conmigo el recuerdo de la más pura sensación que he sentido.

Mi voz se quebró y mis ojos se empañaron ante la idea de separarme de Ashley; ella soltó un sollozo y me miró con ojos suplicantes, pero me negué a mi mismo observarla, debía mantenerme firme en este instante y demostrar que mis palabras eran la más pura de las verdades.

Realmente la reacción de la señora Livington no me preocupaba tanto, como la de su padre; el nos estudiaba cuidadosamente, mientras sosteníamos aquella conversación, permaneciendo al margen de ella en todo momento, trate inútilmente de leer su expresión, simplemente no la podía interpretar. Me mantuve firme, tratando de infundirle a mi voz la seguridad necesaria. La mano de Ashley comenzó a temblar ligeramente, voltee la cabeza por unos breves instantes, y comprobé que todo su cuerpo, vibraba de la misma manera, estaba tan nerviosa como yo. La tela de su vestido, se meneaba en suaves ondas ocasionadas por su temblor; tome sus manos entre las mías. La señora Livington tenía el ceño fruncido, como si estuviera sopesando la información que acaba de recibir, su esposo se movió por primera vez para observarla, se acerco levemente a ella, separo una de las manos que tenía unidas a las de su esposa, para tratar de relajar la línea que se encontraba en el entrecejo de su esposa. Ella pareció haber recibido una especie de descarga, parpadeando deliberadamente para abrir los ojos de manera desmesurada, tratando de regresar al presente, al que la había llamado su esposo; él le dirigió una sonrisa a a medias, que la hizo suspirar, no sabía cómo interpretar ese breve intercambio de gestos,

El señor Livington se aclaro la garganta, y con gesto me señalo, la señora Livington parecía contrariada; él rodo los ojos, y con otro gesto menos sutil señalo nuestras manos, que eran una imitación inconsciente de la forma en que ellos mismos sostenían las suyas; ella parecía captar al fin, las palabras que el padre de Ashley no se atrevió a decir en voz alta, los ojos de su madre se nublaron nuevamente, pero percibía en ella un ligero cambio en su percepción de la situación, aunque desconocía si aquello podría interpretarse como algo que estuviera a nuestro favor.

Él dejo de mirarnos para ver como nuestras manos permanecían unidas, mientras yo intentaba calmar el ligero temblor en las manos de Ashley. Suspiro, y cerró los ojos por unos breves instantes, como si estuviera considerando algo. De repente recordé la cajita, cuyo contenido era el tesoro más invaluable que poseía, eso sin contar con que era lo único material que podía ofrecerle a ella.

Me puse de pie, aunque yo sabía, que no tardaría mucho manteniendo esa postura, pues estaba por tomar otra mucho más solemne, el sonido que produjo la silla cuando la retire ligeramente para permitirme ponerme en pie, capturo la atención de sus padres antes de lo que esperaba, tome una bocanada de aire, inflando mis pulmones más de lo necesario, de  tal manera que cuando saque el aire, suspire; ambos me veían expectantes, y yo no me atrevía soltar su mano, por lo que jale la suya, dejándola suspendida en el aire junto a mi cuerpo. Me aclare la garganta, tratando de que mis palabras salieran lo más claro que me fuera posible.

-         Señores Livington, disculpen la manera tan abrupta en que me exprese; se que por el momento no tengo un pasado que me respalde, para bien o para mal;  tal vez, no sea un buen partido para su hija, pero a ella le debo más que mi vida. - Gire en dirección a ella, que seguía ensimismada en sus pensamientos, me agache, sin arrodillarme todavía, para quedar a la altura de su mirada, y sin pensarlo continué-Ashley Livington, no hay mucho que pueda ofrecerte de manera tangible en este momento, pero puedes estar segura, que luchare por ser digno de ti, ignoro lo que haya pasado antes de conocerte, solo sé, que cualquiera que sea mi historia, no imagino un futuro, si tú no estás en él.

En ese momento me arrodille, busque en mi bolsillo, hasta que pude extraer la pequeña cajita aterciopelada, frote la suave textura en mis dedos, mientras veía los rostros de sus padres, él señor Livington, interpreto rápidamente mi mirada, y con un leve asentimiento aprobó mi comportamiento, estaba más que claro lo que planeaba hacer.

Ella no se había dado cuenta de nada pues tenía la mirada gacha, me daba la impresión de que no se atrevía a levantar la mirada, su rostro estaba sonrojado, me vi en la necesidad de levantar su rostro con mi dedo índice, sus labios temblaban muchísimo, y la observar la postura que había tomado, los temblores de su cuerpo se volvieron más estrepitosos y continuos, casi podía escuchar el latir de su corazón desbocado.

-         Ashley, cielo,  me gustaría que pudieras hacerme el honor de formar parte de mi vida de manera oficinal; te ofrezco todo lo que soy. Entiendo que eso puede no ser suficientemente bueno para ti; pero me rehúso a estar lejos de ti. No me interesa un pasado, o un futuro, y menos un presente, si tú no estás en él.- Abrí la cajita de terciopelo con la que había estado jugado detrás de mi espalda para ocultarla de su mirada-Ashley Livington ¿te casarías conmigo?

5 comentarios:

xochitl dijo...

Verdaderamente hermoso.
Hola querida amiga,meda gusto saludarte y agradecer por la historia que nos haz regalado,te felicito ampliamente por tu esfuerzo y dedicación,además de tu ingenio.-¡ milfelicidades y mil gracias !- esperando que pronto subas mas cap. te dejo un cariñoso saludo. atte. Xochitl de Veracruz,México

Karen dijo...

AAAAAAAAAAWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWW QUE LINDOOOOOOOO CASI LE DA UN ATAQ DE ASMA CUANDO LLEGARON LOS PAPAS AAAAWWWWWW.... ME ENCANTOOOOOOOO CIT, ANNIE MARAVILLOSA HISTORIA MIS AMIGOSOSAS....
SOLO QUE DONDE ESTA SARA???!!! ESTA EN VOLTERRA???!!!
POBRECITA ME TIENE CON EL ALMA EN UN HILO....
ME ENCANTAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA MARAVIFANTASTIGUAU AMIGOSOSAS :)
LAS QUIEROOOOOOOO

PD: FLAWER VERDAD QUE ES UNA HISTORIA INCREIBLE???!!! A MI ME TIENE MARAVILLADA.... CIT Y ANNIE SON MARAVILLOSAS ESCRIBIENDO... DEBERIAS PASARSE POR SUS DEMAS BLOG... ESTAS CHICAS TIENEN UN DON DE VERAS.... :)

Mapita:)*! dijo...

OMG!!!
hermosisimoTT__TT
qe tiiernoo!! aii jaja no estaban nervisoos8-)
les qedo asi todo bello el capitulo TT__TT
& ya esta comenzando a recordaar sobre su ermanaD:!!!
qe pasaraa:O
jaja:D
me encanta la historia:D
ya salioo William:O
jaja
posteen pronto pleasee!!!
esta buenisima la historia^^

xochitl dijo...

Queridisima Karen:
Estoy totalmente de acuerdo contigo,estoy así o más que emocionada por la historia y además te agradezco la sugerencia,pero si me haces el favor completo y me dices cuales son los otros blog de los que me comentas, porfissss.. siiiiii!!!!.
Mil gracias Karencita y porfavor a la querida Casi... le ruego no me haga sufrir y suba pronto los siguientes capitulos. OK bueno les dejo un fuerteabrazo y un cariñoso besos. =)

Mapita:)*! dijo...

chicas:D!!!
solo pasabaa para recordarles qe tienen premio en mi blogxD
asi qe pasen por el^^
las quiero & amo su historia besos♥

http://unhermosorayodeluz.blogspot.com/

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