Una noche antes de Navidad, cuando todo estaba listo en casa
Nada se movía, ni un ratón;
Con cuidado las medias fueron colgadas junto a la chimenea,
Con la esperanza de que San Nicolás llegaría pronto;
En orden de tamaño las medias estaban
La de Emmett, la mas grande, mejor no decir que esperaba.
Luego, en el lugar de Rosalie, Pantimedias de Mallas colgaban.
La media siguiente era la de Jazz,
Remendada varias veces, pues no tenía más.
La de Alice, un poco alejada,
Era rosada y muy elaborada.
La de Renesme a todos fascinaba
pues por ella misma fue diseñada.
Jacob Black, por su parte,
No tenía medias en ninguna parte
Y a pesar de las miradas de matones
En lugar de medias, colgó sus pantalones.
Finalmente la pequeña de Edward al extremo colgaba,
Pues solo esperaba el amor de su amada
Las de Esme y Carlisle, a ambos lados de la chimenea colgaban
Las dos cuidadosamente por ella bordadas.
En una un estetoscopio,
En la otra un corazón
Esto mostraba que encajaban a la perfección
Sin embargo una faltaba, la de Bella en especial
Pues dentro de la de Edward, era donde debía estar
Todos sentados en los muebles estaban,
A la espera de que Santa por la chimenea bajara,
Emmett concentrado la vista clavaba,
Esperando al hombre gordo que su bolsa cargaba
De un lado para otro, todos caminaban,
Desesperados por la llegada del viejo Santa.
En un extremo Bella su labio mordía,
Mientras Nessie en su regazo dormía.
A un lado del mueble Jacob roncaba,
Rosalie sonriendo despertarlo planeaba
Con nada menos que una dolorosa patada.
Edward observaba aquella esquina,
Donde se refugiaban Bella y su pequeña niña.
De la tía Alice, seguramente la escondía,
Que debía estar ansiosa por empezar su día,
Con alguna tortura, como la que siempre se le ocurría.
Jasper, en otra parte refunfuñaba,
Pues no le gustaba, mucho la ansiedad, que en el ambiente imperaba.
Busco con la mirada, a su ángel para encontrar consuelo,
Y solo encontró a Emmett, que con un movimiento, lo tiro al suelo.
Mientras Emmett a Jasper torturaba
Edward a Bella, cursimente besaba.
Esme y Carlisle felices se abrazaban
Viendo a sus hijos que a santa esperaban.
Alice los observaba con cara desaprobatoria,
Un gesto de madurez un poco inusual de ella,
Sin embargo solo quería distraer a Bella
La nueva vampira rápido se percató
A la bebé que dormía, entre sus brazos más escondió
Edward, como siempre, se puso de mal humor
Y a su pequeña hermana con la mirada reprendió;
Ella desilusionada de que su intento fracasó,
A su hermano favorito la lengua le sacó.
Entre más avanzaban las horas del día,
Más ansiosa, la familia se ponía.
Esme miraba con los ojos bien abiertos,
Con suma ternura, posaba la vista en cada uno de ellos.
Carlisle, con su voz de padre reprendía.
A los dos vampiros, que sus rostros escondían.
Esme a sus hijos decía,
Que como vampiros que eran, no dormirían
Y eso solo significaría. Que tal vez santa no llegaría.
Emmett al escucharla se detuvo de insofacto
Al pensar que santa de presencia no haría acto.
Esperaron y esperaron,
Y una a tras otra, las horas se fueron prolongando.
Mientras Rosalie se miraba en el espejo,
Emmett, buscaba consuelo viendo su reflejo.
El reloj del salón sonó muy estruendoso
Mientras que vampiros en silencio miraban sus rostros
Doce campanadas fuertemente sonaron
Y los ojos de Emmett en la chimenea de nuevo se clavaron
Al cabo de unos segundos, el momento temido,
En el amplio techo se escucho un fuerte ruido
Alice de pronto da saltitos de emoción,
Mientras que sus hermanos la ven con frustración.
Edward su lado sonreía, pues como su hermana, sabía lo que sucedería
Bella en un gruñido le dice en el oído
Santa no bajara si no estamos dormidos.
Suavemente todos en el lugar,
Imitan a un muy dormido Jacob Black
El salón se lleno de sonoros ronquidos,
La mayoría de ellos por Emmett emitidos..
En toda la estancia abundaban,
Los cullen que en el suelo dormitaban
Emmett, metiéndose en su papel
Comenzó a babear el mueble de piel,
A Esme su gesto no agrado.
Y con un suave empujón, del mueble lo tumbó.
Emmett en el piso se acurrucaba
Mientras que sus hermanos la risa aguantaba.
El ruido de pasos más y más se acercaba.
Y Edward escéptico a sus hermanos miraba
-Cuidado Edward, -Alice en un susurro le prevenía
Pero su hermano la miro con ironía.
Suavemente edward se levantó
Y a la chimenea con paso firme se acerco
Se adentro al sitio lleno de cenizas
Y dirigió su mirada hacia arriba sin prisa
Cuando de pronto bien enfocó
Cayó un hombre gordo que lo aplasto
Edward de un salto de encima se lo quitó
Y muy sorprendido lo observó
Noto que estaba cubierto de hollín
Y se acerco a su esposa haciendo un mohín.
Santa de una pieza se quedo,
Y tan sorprendido como los Cullen se vio.
Una enorme sonrisa les mostró, y con un abrazo
A cada uno saludo.
Emmett su alegría no ocultaba,
Mientras con gran entusiasmo a santa saludaba.
Alice con sus danzares de bailarina se acerco.
Y un cálido beso a Santa, en la frente dio.
Emmett sin embargo de un empujón la aparto
y con un fuerte abrazo a santa levanto
El hombre de la barba aterrado casi chilló
Mientras que Alice danzarina, al saco de cabeza entro.
Esme a sus hijos reprendía,
Pues con sus acciones, a Santa la sonrisa le borrarían.
Alice y Emmett, se alejaban.
De mala gana, eso se notaba.
Edward continuaba, imperturbable,
Como estatua seguía inquebrantable.
Rose a Santa saludo,
Y con una sonrisa le deslumbro.
Bella un poco a penada,
En el regazo de Santa se acomodaba.
Uno a uno Santa escucho,
Visiblemente complacido se le vio.
Al hombre de la barba blanca le sorprendía,
Cada vez que una trama de la historia Alice le decía.
Aunque santa el relato, de memoria se sabía.
Luego de esperar paciente y pausado
A Emmett le toco estar en el regazo de santa sentado
Se inclino a su oído con mucha emoción
El, muy atrevido le dijo a santa su petición
Al pobre hombre más rápidamente comenzó a latirle el corazón
Y su tez blanca, rápidamente de color carmesí se tiñó.
De pronto, los estómagos de seis vampiros hambrientos gruñeron
Igualando a sus gargantas que al mismo tiempo ardieron
Emmett se alejó rápidamente causando gran alharaca
Mientras que santa corría hacia el árbol colocando grandes cajas.
Santa de pronto alarmado los vio
Mientras que tembloroso, a los calcetines dulces lanzó
Aunque sabía que aquello no les interesaba
A la chimenea por poco se arrojaba
Ninguno de los Cullen vio como subió
Porque una nube de hollín se levantó.
Cuando por fin aquella densa ceniza se disipó
Cada uno a su regalo se abalanzó
Para Emmett, mejor no decir,
Aunque por su risa se podía predecir
Rosalie entre sus hermosas manos arrullaba
Un nuevo juego de destornilladores que Santa le regalaba
Para Carlisle un nuevo maletín
Y para Esme, de hermosos adornos un sinfín.
Para un Jacob muy adormilado
De chistes de rubias u n libro había dejado.
A la pequeña Renesme, que suavemente dormitaba
Un enorme lobo de peluche, bajo el árbol la esperaba
Alice cuya emoción apenas contenía,
Cientos de regalos recibían.
Entre zapatos, bolsas y vestidos se rodeaba.
Mientras miraba a Bella, que con ese gesto amenazaba.
Jasper no se perdió el festejo,
Que su regalo abría perplejo,
En su interior un juego de llaves se encontraba,
Ya que afuera de su casa, un auto nuevo le esperaba.
Edward parecía salir de su ensimismamiento,
Por fin recobraba, la lucidez, su pensamiento
Tan absorto como estaba,
Poco se había dado cuenta de lo que pasaba.
Con paso cauto bajo el árbol se asomaba,
Para ver si Santa un regalo le dejaba.
Para su sorpresa, un paquete destellaba,
Y bajo una fina caligrafía su nombre destacaba.
Edward un poco dudo,
Decidiendo si abría el empaque o no.
Alice que a todos molestaba, su juego dejo,
Y junto a su hermano favorito se situó.
Un sonrisa sus colmillos mostraban,
A un Edward que aun dudaba.
Ella la vista perdió,
y en sus ojos,Edward la respuesta encontró.
Con mayor entusiasmo cargaba
El empaque, que entre sus manos aún estaba
Lo abrió con sumo cuidado,
Como si un movimiento brusco pudiese quebrarlo.
Con una sonrisa mostró,
Lo que a su familia presento
Su mayor tesoro; decretó,
Mientras una enorme foto,
De la caja saco.
Todos enternecían,
Al reconocer sus rostros en la fotografía.
Alice el ceño frunció,
Pues sabía que no todo el regalo mostró.
Una sonrisa fugaz, su rostro ilumino,
Y en una rápida carrera, la caja, asu hermano arrebato.
Entre risas mostró
La pieza que Edward no enseño.
Las llaves de otro carro, el duende reveló
-Pequeño monstruo-Edward le gritó.
Pesé a que a la interpelada poco le importo.
Bella con gesto desaprobatorio a ambos observó.
Y con un bufido, su posición demostró,
Luego de que todos agradecidos su regalos abrieron
Unos a otros los rostros se vieron
En todas sus mentes un pensamiento aparecía
Ahora con Santa ¿qué pasaría?
Al pasar de los años, todos rieron
al recordar la noche en que casi a Santa se comieron…